AMIGOS SILENCIOSOS

Hoy, para no variar ni cambiar precedentes, he tenido tremenda bronca con mi madre. Por lo general intento callar y me repito 40 veces en mi mente: "estoy sorda, estoy sorda, estoy sorda" pero esta vez, como otras, no ha funcionado. Sus palabras son siempre hirientes, mentiras, y remacha y retuerce y tergiversa y vuelve a remachar, hasta que reviento y los gritos se oyen en el garaje. Esta vez me fui con un portazo y volví una hora más tarde. No estaba. Me senté tranquilamente ante mis amigos silenciosos, los miraba moverse de un lado a otro, cojo uno de sus menús y ellos me "picotean" los dedos que introduzco en el agua con las escamas de su comida pegadas. ¡ Que paz la suya !. Ellos ahí, en su pequeño paraíso, sin más cruz que huír los peces pequeños, del enorme duende negro que ha alcanzado los 18 cms. y empieza a preocuparme por su voracidad. Los miro, triste y cansada... sola, vacía. Luego me vine aquí al ordenata y me puse a escribir, pasan mil cosas por mi cabeza y alguna no "políticamente correcta". La esquizofrenia dentro de una familia es terrible, y solo quien la sufre en un familiar, día a día, mes a mes, año a año, durante toda su vida, lo comprende. En su día me aseguré en comprobar que yo no la había recibido, he llorado amargamente pensando que un hijo mío pueda heredarla y me asqueo. No tengo salida y comprendo que tengo que acostumbrarme de una maldita vez, a arrastrarme por el suelo con la pena y enseguida levantarme y pensar y aceptar que muchas otras mujeres pasan por verdaderos horrores y lo mío es un chiste.
Además, siempre me quedarán mis amigos silenciosos, para transmitirme mientras los observo, su inmensa paz.