Este fin de hubo fiesta en el pueblo: el Sacramento (algo así como las parejas que llevan más de 25 años casados), los Cofrades. Orquestas, gente a raudales porque ha estado un tiempo decente, muchos coches y ruído...
El domingo, mi novio y yo nos quedamos en el piso superior de nuestro local favorito con un amigo suyo jugando al billar. En la segunda partida, llega un "artista" de unos 30, con una clara sobrecarga de "algo", pone una moneda en la mesa y dice que luego va él (en algunos bares es costumbre que el que paga la partida puede jugar luego con el que gana). A mí la intuición me dijo que no era buena idea. Le dije a mi novio y al amigo (que es sordo en un 75%), que yo pasaba, y me fui al ciber al otro lado de la escalera central. El caso es que a media partida dijo que si ganaba él había que darle 5 euros. Mi señor había ido al servicio y el amigo, claro, no dijo nada, porque no escuchó nada. Cuando mi novio volvió, acababan la partida y el extraño dijo a su amigo: - Has perdido, me debes un cubata. Yo llamé a mi hombre y le expliqué lo que había oído, y que se asegurara si había oído su amigo, así que se fue al amigo y se lo dijo. El amigo se fue al extraño: - Mira, que no te oí lo del dinero, yo jamás juego por dinero, no te oí, porque apenas puedo oír, lo que pasa es que me da mal rollo llevar el aparato porque se ve todo (es calvo). El "cargado", dijo que bueno, vale. Juegan otra partida, y el colega de mi novio vuelve a perder, el extraño suelta: "Ahora ya son 10,00€, ¿vale?". Yo ya no doy tiempo a nadie a decir nada y suelto desde el ordenador: Oye, ¿tú también eres sordo o qué?, aquí nadie ha apostado dinero ni nada, te ha dicho que jamás juega por dinero.". El raro, pone cara de furia e insite que se le deben diez euros, y yo suelto una carcajada y digo que lo que tiene es más cara que espalda. Mi novio le dice que a partir de ese momento, solo vamos a jugar nosotros tres y uno que está a punto de llegar, que lo siente (es muy diplomático). El otro baja como un rayo, pide un cubata, y sube con el dueño del bar diciéndo que tal le juró pagar el cubata, mi hombre y yo (que somos amigos del dueño), lo negamos tajántemente y él tío, temblando y con los ojos fuera de órbita dice: "Es que estos son amigos suyos, ¿que van a decir?". Yo me pierdo a gritos, Sr. Erinio cierra los puños y le dice si lo está llamando embustero. El raro nos llama sinverguenzas y dice que si el pierde, paga. Como nos conoce y sabe que no es la primera vez que pagamos alguna ronda, el dueño se lo lleva y lo hace pagar. Pero, yo noto que el tío no para de subir y bajar al baño a mojarse la cara, y cada vez que pasa me mira con furia, de reojo, yo ya me huelo algo malo. Con el móvil llamo a la planta baja y le digo al dueño lo que ocurre, el dueño manda subir al portero del local (un cubano de 4 x 4, que ocupa toda una puerta). Apenas se había sentado el portero en una esquina de la planta alta, cuando el tipo sale del baño y se encara con nosotros: A nuestro colega sordo le dice a gritos que vigile sus espaldas, que no sabe quien es él, y a mí que no camine sola. Mi Sr. Erinio se dirige hacia él a zancadas, pero cuando el tipo retrocede, ya el cubano lo ha agarrado por los hombros y lo arrastra a la planta baja y lo echa fuera. YO, furiosa, tiemblo como una rama al viento y mi novio lo confunde con miedo. Me mira y al caer en la cuenta dice: "-No valía la pena, mujer, ¿no viste que llevaba en la punta de un zapato?". "¿El qué?". "Harina, Talco... Azucar Glass...". "Hombre, eso no se notaba solo en el zapato". El cubano sube y nos pregunta si el fulano sabe cual es nuestro coche, que el tipo anda por el parking, lo negamos... y 1 hora después el cubano, majísimo, y cuyo nombre me encanta, nos asegura que podemos estar tranquilos, que lo ha visto haciendo dedo y se ha ido en un coche.
Realmente yo no estaba muy tranquila hasta ese momento. ¿Quién sabe lo que pasa por la cabeza de la peña cuando se meten esa porquería y acaba por írseles la pinza?. Igual le daba por esperarnos hasta que saliéramos. Aquí donde vivo, a 15 kms. del famoso Cambados, ya lo he visto tantas veces, y a veces en gente tan jóven... Uno inicia una persecución por los caminos del pueblo, cuchillo en mano (no alcanzó a quien buscaba), otro que acusa a toda una cafetería llena de gente, de tener "el secreto de la vida y que no se lo contamos", otro que quiso tirarse desde una terraza porque decía que lo perseguían unos enanos, otro que literalmente veía a no sé quien y le dió un puñetazo a un ventanal y se corto mano y brazo, otro que tuvo una trombosis y acabó paralizado de un lado y en rehabilitación...
Y no lo entiendo, hoy TODOS sabemos qué hace, TODOS hemos visto alguien que va mal con ello, TODOS estamos saturados de información y sin embargo no TODOS, pasamos de probar o de repetir. ¿Por qué?. Nada que te haga dejar de ser tú, puede ser bueno. ¿Porqué la gente aún no lo comprende?, ¿qué falla?.
El domingo, mi novio y yo nos quedamos en el piso superior de nuestro local favorito con un amigo suyo jugando al billar. En la segunda partida, llega un "artista" de unos 30, con una clara sobrecarga de "algo", pone una moneda en la mesa y dice que luego va él (en algunos bares es costumbre que el que paga la partida puede jugar luego con el que gana). A mí la intuición me dijo que no era buena idea. Le dije a mi novio y al amigo (que es sordo en un 75%), que yo pasaba, y me fui al ciber al otro lado de la escalera central. El caso es que a media partida dijo que si ganaba él había que darle 5 euros. Mi señor había ido al servicio y el amigo, claro, no dijo nada, porque no escuchó nada. Cuando mi novio volvió, acababan la partida y el extraño dijo a su amigo: - Has perdido, me debes un cubata. Yo llamé a mi hombre y le expliqué lo que había oído, y que se asegurara si había oído su amigo, así que se fue al amigo y se lo dijo. El amigo se fue al extraño: - Mira, que no te oí lo del dinero, yo jamás juego por dinero, no te oí, porque apenas puedo oír, lo que pasa es que me da mal rollo llevar el aparato porque se ve todo (es calvo). El "cargado", dijo que bueno, vale. Juegan otra partida, y el colega de mi novio vuelve a perder, el extraño suelta: "Ahora ya son 10,00€, ¿vale?". Yo ya no doy tiempo a nadie a decir nada y suelto desde el ordenador: Oye, ¿tú también eres sordo o qué?, aquí nadie ha apostado dinero ni nada, te ha dicho que jamás juega por dinero.". El raro, pone cara de furia e insite que se le deben diez euros, y yo suelto una carcajada y digo que lo que tiene es más cara que espalda. Mi novio le dice que a partir de ese momento, solo vamos a jugar nosotros tres y uno que está a punto de llegar, que lo siente (es muy diplomático). El otro baja como un rayo, pide un cubata, y sube con el dueño del bar diciéndo que tal le juró pagar el cubata, mi hombre y yo (que somos amigos del dueño), lo negamos tajántemente y él tío, temblando y con los ojos fuera de órbita dice: "Es que estos son amigos suyos, ¿que van a decir?". Yo me pierdo a gritos, Sr. Erinio cierra los puños y le dice si lo está llamando embustero. El raro nos llama sinverguenzas y dice que si el pierde, paga. Como nos conoce y sabe que no es la primera vez que pagamos alguna ronda, el dueño se lo lleva y lo hace pagar. Pero, yo noto que el tío no para de subir y bajar al baño a mojarse la cara, y cada vez que pasa me mira con furia, de reojo, yo ya me huelo algo malo. Con el móvil llamo a la planta baja y le digo al dueño lo que ocurre, el dueño manda subir al portero del local (un cubano de 4 x 4, que ocupa toda una puerta). Apenas se había sentado el portero en una esquina de la planta alta, cuando el tipo sale del baño y se encara con nosotros: A nuestro colega sordo le dice a gritos que vigile sus espaldas, que no sabe quien es él, y a mí que no camine sola. Mi Sr. Erinio se dirige hacia él a zancadas, pero cuando el tipo retrocede, ya el cubano lo ha agarrado por los hombros y lo arrastra a la planta baja y lo echa fuera. YO, furiosa, tiemblo como una rama al viento y mi novio lo confunde con miedo. Me mira y al caer en la cuenta dice: "-No valía la pena, mujer, ¿no viste que llevaba en la punta de un zapato?". "¿El qué?". "Harina, Talco... Azucar Glass...". "Hombre, eso no se notaba solo en el zapato". El cubano sube y nos pregunta si el fulano sabe cual es nuestro coche, que el tipo anda por el parking, lo negamos... y 1 hora después el cubano, majísimo, y cuyo nombre me encanta, nos asegura que podemos estar tranquilos, que lo ha visto haciendo dedo y se ha ido en un coche.
Realmente yo no estaba muy tranquila hasta ese momento. ¿Quién sabe lo que pasa por la cabeza de la peña cuando se meten esa porquería y acaba por írseles la pinza?. Igual le daba por esperarnos hasta que saliéramos. Aquí donde vivo, a 15 kms. del famoso Cambados, ya lo he visto tantas veces, y a veces en gente tan jóven... Uno inicia una persecución por los caminos del pueblo, cuchillo en mano (no alcanzó a quien buscaba), otro que acusa a toda una cafetería llena de gente, de tener "el secreto de la vida y que no se lo contamos", otro que quiso tirarse desde una terraza porque decía que lo perseguían unos enanos, otro que literalmente veía a no sé quien y le dió un puñetazo a un ventanal y se corto mano y brazo, otro que tuvo una trombosis y acabó paralizado de un lado y en rehabilitación...
Y no lo entiendo, hoy TODOS sabemos qué hace, TODOS hemos visto alguien que va mal con ello, TODOS estamos saturados de información y sin embargo no TODOS, pasamos de probar o de repetir. ¿Por qué?. Nada que te haga dejar de ser tú, puede ser bueno. ¿Porqué la gente aún no lo comprende?, ¿qué falla?.
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