Desde el lunes anterior (no ayer) me ha dado por hacer una mezcla de paseo/footing nocturno por la s calles y lugares del pueblo, (os dejo una foto), y a la vez que trato de perder un par de kilos (por aquello del vestido de novia) he respirado la tranquilidad y lo hermoso de ver el cielo y los campos de noche. Bueno, también he comprobado que está de moda, y me he encontrado con algunos vecinos también ataviados con su chandal y sus deportivas. Dado que el mundo está algo loco, y desconfiada por naturaleza, llevo en un bolsillo el móvil y la llave del piso, en el otro, mi navaja.Hace bastantes años, unos 18, una amiga mía fue violada por un amigo de su padre. Hace unos 8, yo misma estuve a punto de pasar esa experiencia. Un G.Civil me había dicho entonces, extraoficialmente, claro, que hoy día ninguna mujer podía permitirse un despiste, por mínimo que fuera, y mucho menos, no estar preparada. Yo trabajaba entonces en una cafetería que debía abrir a las 7 de la mañana y llegaba siempre unos 20minutos antes. Ese día entró alguien detrás y no tuve tiempo a cerrar la puerta hasta las 7. Era evidente que la cocaína hacía estragos en él y desde luego el alcohol era colega diario. Desde el principio dejó claro que tenía que “darme cariño” y yo hube de saltar de la barra con un cerveza rota y el móvil en rellamada en la otra mano. El y sus amigos, casualmente de guardia llegaron pronto, y la tanda de patadas que le dieron ante mí, no me dolió ni me pareció mal, ni poco ético, lo reconozco. Más me dolió verlo 3 días después pasar ante el local tan tranquilo, mirarme y reírse... Días después me enteré que estaba denunciado por violación a una alemana en un camping. Me quejé a este amigo Guardia Civil... y me regaló una navaja. Nunca me lo confirmó, pero siempre he estado convencida que alguien cercano a él hubo de pasar la experiencia que JAMAS debería pasar nadie.Y es extraño, vas paseando viéndolo todo, pero con la mano en el bolsillo de la chaqueta acariciando el metal y mirando atrás de cuando en cuando...Ayer noche, caminaba en silencio, temprano, las 21,30hs., divagando mis cosas cuando me sentí observada, miré atrás y no ví a nadie. La farola, maldita sea, fundida; clavé mis lentillas al fondo del camino, por delante y por detrás y no ví nada ni nadie salvo las hojas que se llevaba el viento. Saqué la mano con la navaja, la abrí y continué mi camino con la hoja pegada a mi costado dispuesta a vender a alto precio mi paz . . . Sé que suena peliculero, pero nada me parece tan ruín y bajo que convertir algo tan bello en basura, dolor, martirio, y crueldad. Yo caminaba mirando mi sombra, atenta a si aparecía alguna otra sombra, atenta al más mínimo sonido o señal. Al pasar dos farolas mas, estuve convencida de no estar sola. Me giré en redondo, repentinamente y con la mano delante... PARA RECONOCER DE INMEDIATO A MI ERINIO, que me lanzó severa bronca por no haberlo esperado y elegir el camino más solitario, pero como si de repente se le encendiera una bombilla, en medio del silencio tras la discusión, se paró en seco:
- ¿Que tenías en la mano?, ¿es lo que creo?.
- Si. Sabes que siempre la llevo en el bolso.
- Menos mal que me pareció que me estaba pasando con la broma, porque me conviertes en pincho moruno...
- No tiene gracia.
- Lo sé... lo siento... ¿Crees que serías capaz de usarla si se da el caso?-. . . Si.-Entonces me quedo más tranquilo, no puedo estar contigo las 24hs. aunque me gustaría, pero me alegra saber que hay alguna posibilidad de que pudieras defenderte en un mal momento y volver a mí. Creo que le quiero por eso. Hace tiempo que descubrió la navaja en mi bolso y le conté el porqué. Nunca me lo ha recriminado, tampoco se escandalizó. Continuamos el camino abrazados (hacía frío, además). El es muy curioso, pregunta siempre, y me fue contando la historia de cada casa abandonada, cada atajo, y aunque algunas historias ya me las sé, me gustaba oirle hablar. A veces, como sabe que me gusta, se paraba y decía ¿qué constelación ves por aquí?. Después de cenar y ya en cama, en medio del silencio y notando que no se ha dormido pregunto:- ¿En qué piensas?- En la película del sábado, “La extraña que hay en ti”. Tu eres una caja de sorpresas, ¿serás guionista también?.Me sonreí, lo abracé... y bueno, el resto no os lo cuento. Digamos... que dormí muy bien.
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